Si hay un elemento arquitectónico que define a Galicia, además del hórreo y el cruceiro, es el pazo. No es raro ver en cualquier zona alguno de estos edificios históricos, siempre rodeados de magnánimos jardines que dejan patente que si algo le gustaba a los nobles de antaño era presumir de botánica. En este post continuamos con el objetivo de seguir descubriendo cada rinconcito de esta la comarca de O Salnés y nos adentraremos en uno de ellos a través de una visita guiada, el Pazo de Rubianes (situado cerca de Vilagarcía de Arousa y a 40 kilómetros de O Grove).
Nada más traspasar el arco de entrada, único elemento que se conserva de la fortaleza del siglo XV que dio origen al pazo, uno obtiene una visión general. Lo primero que llama la atención, y no hace falta ser entendido en arquitectura, es que no tiene la típica estructura de los pazos gallegos, sino que recuerda más al estilo europeo, algo lógico si uno sabe su historia: en el siglo XVIII el Señor de Rubianes, Jacobo Ozores, fue desterrado a Francia y a su vuelta, mandó reconstruirlo dado su estado de deterioro, con ese aspecto afrancesado de un petit chateau. Alrededor, un impresionante parque botánico divido en varias partes diferenciadas como un jardín de estilo inglés, otro francés o una zona especialmente bonita de estanque donde nenúfares y ranas campan a sus anchas.
Un pazo «vivido»
Entrar en el interior del edificio al que se puede acceder durante la visita guiada, es algo único. Disfrutar y ver los distintos salones acompañados de la explicación de la guía sobre la historia del caserío es todo un lujo que en pocos puntos más se podrá dar, ya que este es uno de los poco pazos «vividos» que existen a día de hoy. Doña Paloma, actual señora de Rubianes y marquesa de Aranda, y su familia, pasan largas temporadas en Rubianes lo que le aporta al edficio ese calor de hogar que otras construcciones de la época, abiertas también al público pero deshabitadas, no consiguen.
Si tuvieramos que destacar algo, y ya a nivel personal, nos ha encantado la preciosa chimenea que preside el salón y la zona de archivo, aunque no muy grande, está repleta de libros y documentos históricos que te transportan directamente a otra época. ¡Imperdible!
La camelia como protagonista
De entre todas las especies que podemos apreciar en el entorno del Pazo de Rubianes, como alcanfores, magnolias y eucaliptos centenarios, lo que más llama la atención es la gran variedad de camelias. No en vano cuenta actualmente con el título de Jardín de Excelencia Internacional y forma parte de la Ruta de la Camelia. Si bien al tratarse de una flor de invierno en la época estival no se puede apreciar todo su colorido y esplendor, impresiona tan sólo verlas en verde y saber el dato clave: más de ochocientas variedades de esta flor, muchas de ellas plantadas hace ya siglos, como la más antigua que data de 1830.
Y si la camelia es la reina, el viñedo es el príncipe del recinto. Un patrimonio vitivinícola único que se traduce en 25 hectáreas y que produce un albariño excepcional. Las cualidades del suelo y la orientación al suroeste aportan único para el crecimiento y desarrollo de esta plantación única.
¿Cómo visitar el Pazo de Rubianes?
Aunque las visitas libres están permitidas (previa cita), lo ideal es contactar con la organización y disfrutar de una visita guiada (desde 12 euros por persona) , que tiene una duración de dos horas y media aproximadamente. En ella, el personal del pazo explica cada detalle, ilustrando con anécdotas y comentarios, de los distintos edificios (capilla, pazo, caballeriza… etc.) y de la zona verde (jardín, bosque, huerto y viñedo). Para rematar, una degustación de vino aderezado con un tentempié ponen el broche de oro.
Nuestro consejo final es que si de verdad estáis interesados en las camelias programéis la excursión entre diciembre y abril para ver lo que ellos llaman el «jardín de invierno» en su plenitud, pero si lo que queréis es disfrutar simplemente del entorno botánico en general y de una actividad apta para toda la familia, cualquier época será acertada, especialmente primavera y verano.