Mariscadoras, a la conquista del mar

Le llaman las campesinas del mar aunque más que meras labradoras son sus cómplices, las que lo escuchan, las que más lo conocen. Contra viento y marea y bajo capas y capas de ropa, las mariscadoras salen a recoger sus capturas cuando la marea baja se lo permite. O Grove es uno de los pueblos con más licencias concedidas para desempeñar este oficio, copado casi íntegramente por mujeres. No en vano es el «paraíso del marisco».

Su jornada de trabajo no tiene hora fija, depende de la bajamar, momento en el que se disponen a hacer su trabajo con sus aperos (sacho, sacha, rastrillo y horquilla). Para poder hacerlo deben hacer un curso previo y sacar el permiso de explotación pesquera. La Xunta es quien los concede, siempre dependiendo de la cantidad de moluscos que haya en los bancos marisqueros (cifra que un experto determina). Pero sus tareas no se limitan a recolectar, si no que además cultivan, limpian los arenales y, sobre todo en verano, hacen turnos de vigilancia contra los furtivos.

Tarjeta de acceso al hotel con la imagen de las mariscadoras de O Grove
Nuestras tarjetas de acceso rinden un homenaje a las mariscadoras.

Bajo la arena es donde se encuentra el marisco. Las más veteranas saben con sólo mirar los «ojos» (que no siempre son visibles) si debajo hay una almeja o berberecho (que son las especies más comunes en las Rías Baixas). Pero si pensabais que cada una de estas profesionales puede recoger la cantidad que quiera estáis equivocados, porque tienen un cupo limitado diario y unas tallas mínima que respetar. Por suerte, el compañerismo prima y se ayudan unas a otras a conseguir esta cifra máxima, para procurar volver todas con las manos lo más llenas posible.

Da igual que haga frío o sol, la media de duración de su jornada en el mar es de cuatro horas. Al finalizar, llega el momento de acudir con lo capturado a la lonja, donde se pesa, se controla y se etiqueta el producto hasta que llegue el momento de la subasta. Y toca esperar a que el mar les permita volver.

Para ellas, un trabajo arduo. Para nosotros, espectacular a la vista. Si hiciéramos una clasificación de las preguntas más comunes que nos hacen nuestro huéspedes, seguro que las que tienen que ver con las mariscadoras estarías en el top tres. A la gente le despierta mucha curiosidad el tema y no es raro ver en plena temporada alta como decenas de turistas se paran en el paseo marítimo a tomar fotografías y observarlas trabajar, como si se tratase de un documental en vivo y en directo. Este post, va por ellas, por las familias que han dedicado su vida a ello tras generaciones y generaciones y por todos aquellos que alguna vez nos hemos quedado embobados mirándolas mientras conquistan el mar.